martes 3 diciembre 2024
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    Cómo transferir lo aprendido en contextos emocionales tranquilos a entornos tensos (reales)

    ¿Alguna vez te has dicho a ti mismo “sabía qué es lo que había que hacer, pero…”?
    La brecha entre saber y hacer puede ser enorme cuando el contexto de aprendizaje y el contexto de aplicación son significativamente diferentes.

    En el libro de Julie Dirksen, “Desing for how people learn” (muy recomendable, aunque sólo está disponible en inglés), la autora analiza uno de los principales retos a la hora de crear experiencias de aprendizaje: cómo replicar el contexto emocional (real) en el que se aplicará lo aprendido.

    Aquí van sus conclusiones:

    Contexto de codificación (aprendizaje) vs. contexto de recuperación (aplicación práctica).
    Imagina que estás cursando una formación para aprender técnicas de resolución de conflictos y comunicación asertiva en situaciones hostiles. ¿Cuál será tu estado de ánimo durante el aprendizaje? Probablemente estés tranquilo, nadie te estará molestando. Vas escuchando una a una las técnicas de comunicación no violenta. Lo tienes controlado, a partir de ahora serás zen en las discusiones.

    Ahora bien, piensa en cómo será el entorno cuando tengas que poner en práctica lo aprendido. Hay muchas posibilidades de que estés nervioso, ansioso. La situación será hostil. Tus interlocutores pueden incluso mostrarse agresivos. Se acabó la actitud zen. El contexto emocional mientras se aprende y el contexto de aplicación son muy diferentes. Cuando estamos aprendiendo sobre un tema, muchas cosas nos parecen razonables. Pensarás: “¡Claro! Cuando tenga que tratar con un compañero hostil, mantendré la
    calma, usaré frases asertivas como `entiendo tu postura, pero yo considero que…´ y tendré en cuenta el punto de vista de la otra persona”.


    Pero llega el día en el que te enfrentas a una persona realmente enfadada y todas esas buenas estrategias salen volando. Aparecen reacciones de lucha o huida. Las ganas de ser asertivo se esfuman. La ira empieza a subirte por los pies. Puedes estar preparado con conocimientos y con pautas de acción. Puedes conocer las mejores técnicas, pero no sabrás implementarlas en un contexto emocional desconocido. Si el contexto de aplicación es altamente estresante, no podremos aprovechar tanto nuestro conocimiento y las respuestas automáticas y emocionales tomarán el mando. Esto hace muy difícil transferir algo aprendido en un contexto emocional tranquilo a un contexto emocional tenso

    Hay muchas cosas que aprendemos en un contexto emocional radicalmente diferente a la situación que nos encontraremos cuando tengamos que aplicarlo. Esta es una de las razones por las que, en ocasiones, el proceso de aprendizaje falla.

    Algunas soluciones
    Entonces, ¿cómo podemos crear contextos emocionales adecuados para entrenar habilidades? Sinceramente, es muy complicado, pero existen algunas formas:

    1. Evalúa el punto de partida (real)
      ¿Quieres mejorar la comunicación en situaciones tensas de negociación? Perfecto, pero… ¿cuál es el punto de partida? Simula un contexto de negociación (incluso, puedes aprovechar una situación real). Ahora observa. ¿Cómo habla? ¿Se le ve frustrado? ¿Tiene resistencia a las críticas? ¿Se muestra agresivo o pasivo?
      Generar un estado de ansiedad o de presión, hace que salga el verdadero perfil. Las personas dejan de lado su “Manual mental de buenas prácticas” y sacan su verdadero yo. En ese momento, ya sabremos cuál es el punto de partida para empezar a entrenar habilidades. La evaluación de soft skills es mucho más efectiva si se hace en un entorno real o muy similar.
      Una vez evaluada la habilidad en un contexto real (o casi), valora las áreas de mejora.
    2. Formación con presión
      Imagina que quieres entrenar a una persona en técnicas de productividad. No te limites a darle técnicas que, sobre el papel, son fantásticas, pero, ante la presión de deadlines, fechas de entrega o alertas por estar fuera de plazo pueden ser difíciles de aplicar. El “lerning by doing” es una metodología muy efectiva, pero métele presión a la práctica. Establece un límite de tiempo muy ajustado para que la persona pueda dar sus respuestas. Interrúmpele. Presiónale para que encuentre la respuesta adecuada. Cuestiona sus decisiones. Haz gestos de desaprobación. Agóbiale. Crear presión ayudará a entender cómo se desenvolverá en contextos cambiantes y estresantes y a aplicar las técnicas aprendidas en un contexto emocional similar al real. En los ejercicios prácticos, prueba a agregar elementos de presión que generen sentimientos similares a los del contexto real.
    3. Utiliza el juego de roles
      Aunque sabemos que es un juego, el role-playing puede ser una forma efectiva de crear la sensación del contexto de aplicación real, especialmente si cuentas con un interlocutor efectivo haciendo el papel. No hay texto alternativo para esta imagen. Recrear una discusión o confrontación puede ser muy útil si las personas se dejan llevar, ya que pueden terminar generándose las emociones propias de la situación (ansiedad, estrés, nerviosismo, inquietud, hostilidad, etc.). Para formar en habilidades, utiliza el juego de roles y adopta el papel del peor compañero, cliente o jefe imaginable.

    Fuente: Julie Dirksen (2012): “Desing for how people learn”.
    Cristina de Alba Galván | Training & e-Learning specialist | Digital Education

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